El antiguo edificio de la Aduana y su primer centenario de construcción
Está declarado como Monumento Nacional.
El traslado de las funciones aduaneras a la ciudad de Barranquilla se realizó aquel jueves 1 de junio de 1876, por orden del Presidente Colombiano Santiago Pérez Manosalva, quedando así las dependencias administrativas en una sede de la Estación Montoya.
Atrás quedaba el 50% del importe que consumió la República, se aislaba la primera aduana del país de la cual el gobierno derivaba una renta de $1.900.000 anuales; el gran bodegón de zinc, una bodega de madera donde se depositaban las mercancías para luego trasladarlas por el Ferrocarril de Bolívar a la Estación Montoya, y por complemento una casucha de madera y zinc de unos 20 metros de largo por 5 de ancho la cual cumplía la función de habitación, aposento, oficina de archivo de la aduana, depósito de muestras y encomiendas, oficina de despacho del administrador, del contador, liquidadores, escribientes y demás empleados de la aduana que en su totalidad sumaban los 45; el Castillo de Salgar quedaba abandonado.
Siguieron pasando los años y el volumen de mercancías aumentaba, las zonas aledañas a la Estación Montoya se convirtieron en grandes patios de almacenamiento y fue necesario adecuar las oficinas de la administración de la aduana en una casona cerca de la zona descrita; ahí funcionaron incómodamente por muchos años más.
Pero el 8 de agosto de 1916 se incendian algunos almacenes de la aduana, depósitos de mercancías habilitados para el control y verificación de los productos de importación y exportación, y fue concretamente el depósito denominado “La Reja” donde se encontraban cajas de fósforos y material inflamable el cual por una chispa de soldadura provoca la conflagración.
Este episodio motiva al Gobierno Nacional, plantear una edificación con mejores condiciones ya que dichos almacenes eran hechos con madera carcomida y era una madriguera de roedores, espacios improvisados para el control del aforo de dichos productos; por muchos días la prensa local registraba como la multitud y el gremio comercial de la ciudad reclamaba un nuevo edificio aduanero.
El nuevo edificio
Se necesitaban unas instalaciones que cumplieran con el auge del desarrollo portuario de la ciudad, la importancia del comercio local de apoyar la iniciativa era general, con el fin de fortalecer el comercio exterior ante un puerto marítimo que trabajaba las 24 horas como lo fue Puerto Colombia. Esta monumental edificación fue planeada y diseñada por el ingeniero civil, electrónico y arquitecto Don Leslie Oliver Arbouin, nacido en Kingston (Jamaica), hijo de padres ingleses.
Para 1917 el Gobierno Colombiano estaba enterado de las obras realizadas en Panamá e inmediatamente contrata sus servicios en la construcción del nuevo edificio de la Aduana de Barranquilla; presenta los diversos diseños en estudio y la aprobación de los planos fueron avaladas por el Gobierno Nacional.
En visita oficial a esta ciudad aquel lunes 20 de enero de 1919, el presidente Marcos Fidel Suarez coloca la primera piedra para la construcción del nuevo edificio de la Aduana de Barranquilla, dando por iniciada la obra de la primera construcción en Colombia de cemento armado, siendo por esa época el Sr Arbouin el único arquitecto en ese entonces quien tenía la técnica de combinar el cemento con el hierro lo que se le denominaba “Construcciones en Hormigón”.
Fue así como se comenzó a construir este centenario edificio sobre un cementerio indígena, de acuerdo con un trabajo bien fundamentado del ingeniero Antonio Luis Armenta a finales del siglo XIX, identificando un área de “7 hectáreas de un vasto osario que la población prehispánica de aquella región y las riberas comarcas destinó para el reposo definitivo de la ceniza de sus compatriotas”[1]
Edificación en su más bajo nivel de suelo, cerca de las desembocaduras de diversos caños naturales desafiaba desde el mismo momento de su construcción con los efectos de las aguas subterráneas que descansaban en la zona edificable.
No se sabe la fecha de su inauguración ya que no existe ningún proceso histórico que describa su entrega formal a la dirigencia barranquillera, logra en la década de los años 30’s, afrontar la gran crisis económica en varias partes del mundo, teniendo en sus bodegas y patios un inmenso congestionamiento de mercancías que duró muchos años en custodia.
Para el último trimestre de 1945, de aquel octubre 27, el entonces Gobernador del Atlántico Don Alberto Pumarejo sugería una fórmula para la construcción de los edificios de la Aduana en los patios del Terminal Marítimo, dicha propuesta fue dirigida a senadores y representantes a quienes le solicita “Que presenten un proyecto autorizando al Gobierno para vender el actual edificio de La Aduana y terrenos adyacentes y que el producto de esa venta se destine a la construcción de los nuevos edificios en el Terminal.- Salúdolos cordialmente… Fdo Gobernador Pumarejo”.[2]
La edificación queda abandonada totalmente por muchos lustros, su deterioro se evidenciaba a simple vista, y fue a mediados de 1981, cuand se inician las gestiones por intermedio de la Cámara de Comercio para su proceso de restauración y conservación de dicha edificación. Fue declarado Monumento Nacional mediante Decreto # 2849 del 26 de noviembre de 1984, una vez restaurado el antiguo edificio, bajo la Presidencia del Dr César Gaviria y la asesoría arquitectónica de Katya González Ripoll la antigua aduana de Barranquilla recobra su importancia. La Gobernación del departamento del Atlántico en la administración del Dr Gustavo Bell Lemus y la Cámara de Comercio, apoyaron el proyecto cultural creando la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta para administrar y velar por el mantenimiento de esta edificación, actualmente funciona la Biblioteca Piloto del Caribe, Biblioteca Infantil, y en la antigua tesorería El Archivo Histórico del Atlántico, donde se encuentra la famosa caja fuerte y emblemática simbología de la Puerta de Oro de Colombia.
En 1996 esta edificación ganó el Premio Nacional de Arquitectura en la modalidad restauración y en el año 2002 el Primer Premio Internacional de Arquitectura en la categoría de renovación Urbana, de la Federación Internacional FIABCI.
[1] Angulo Valdez Carlos, “Contribución a la Historia Antigua de Barranquilla”, Revista Huellas, Universidad del Norte, # 35, agosto 1992.
[2] AHA, Fondo Prensa. Diario La Prensa, octubre 27 de 1945.
Helkin Alberto Nuñez Cabarcas
Especial para Zonacero.com